La lombriz solitaria

Tenia, cálmate...
Tenia, no te enfades...
Respira hondo y verás que todo pasa.
Cierra la boca, traga y deja que tu ira se diluya en los cinco metros, o más, de tu cuerpo.
Tenia, respira hondo y no pienses más...

¿Estás mejor? ¿No te parece? ... ¿Te parece todo igual? ¿Todavía estás enfadada? Bueno, ellos ciertamente no han cambiado su actitud. Ellos siguen despreciándote y llamándote parásito. Tienes que aceptarlo, porque nunca dejarán de llamártelo. Tú eres un parásito, mientras que ellos son los organismos de vida libre.

Los organismos de vida libre son ellos, que saben hacerse respetar sólo a través de la imposición de reglas.
Los organismos de vida libre son ellos, que se creen obligados a crear imperativos absolutos para distinguir el bien del mal.
Los organismos de vida libre son ellos, que dedican mucho más tiempo a escribir leyes que a cumplirlas.
Los organismos de vida libre son ellos que, sólo para tener normas que seguir, se inventan leyendas de héroes y de profetas, historias de naciones y religiones, cuyo efecto no es mantener el orden sino crear intolerancia.
Los organismos de vida libre son ellos, que diariamente recorren los mismos caminos, diariamente repiten las mismas acciones, diariamente rechazan las novedades, porque no creen que exista seguridad si no se acostumbran, si no se alienan, si no se conforman.
Los organismos de vida libre son ellos que, incapaces de encontrar la felicidad por sí mismos, disfrazan la complacencia y la satisfacción de ser vistos acompañados como el más noble de los sentimientos.
Los organismos de vida libre son ellos que, incapaces de encontrar la felicidad por sí mismos, transforman esos nobles sentimientos en promesas consagradas de blanco sobre negro: promesas que no les resultan difíciles de firmar, pero sí muy difíciles de mantener.
Los organismos de vida libre son ellos, cuya definición de "útil" va mucho más allá de las respuestas a sus necesidades reales.
Los organismos de vida libre son ellos que, para seguir este extraño concepto de utilidad, serían capaces de subir por los caminos más empinados que su sociedad ha creado.
Los organismos de vida libre son ellos, que tienen relaciones, hablan, divulgan, comunican, confían … Pero siempre terminan callando a sus compañeros porque, para ellos, la razón la tiene quien grita más fuerte.
Los organismos de vida libre son ellos, que, al parecer, ya no son capaces de mostrar su desacuerdo con palabras. Por otra parte, el hierro y el fuego son mucho más eficaces.
Los organismos de vida libre son ellos, que pasan su vida encadenados y no pueden (o simplemente no quieren) darse cuenta.

Tenia, las cosas están así y difícilmente las podremos cambiar. Así que resígnate: respira hondo, cálmate y no te enfades.
Deja que sigan llamándote parásito. Y deja que sigan enorgulleciéndose de su ridícula vida libre.